El papel crucial de los bosques en la salud del planeta y el desarrollo sostenible
Esther Tobarra
Los bosques: verdaderos agentes anti-calentamiento global poco valorados
Además de ser conocidos como los pulmones del planeta por su capacidad para generar oxígeno y absorber dióxido de carbono, los bosques desempeñan un rol mucho más amplio como proveedores de servicios ecosistémicos esenciales. Estas extensas masas verdes preservan el agua dulce, contribuyen a la producción de alimentos y suministran recursos naturales fundamentales para diversas industrias. Asimismo, favorecen la formación de suelos fértiles y actúan como barrera natural contra la erosión.
Pero su importancia no termina ahí: los bosques albergan una gran diversidad de especies, lo que los convierte en pilares de la biodiversidad y en garantes de la variabilidad genética necesaria para la adaptación y resiliencia de los ecosistemas.
Este valor ecológico cobra aún más relevancia en el contexto global actual. La protección y restauración de los bosques resulta clave para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible establecidos en el Acuerdo de París. Incluso, se perfilan como aliados estratégicos en los esfuerzos por la recuperación económica tras la pandemia de COVID-19, al ofrecer soluciones sostenibles y oportunidades de desarrollo verde.
¿Sabes cuáles son los bosques más importantes del planeta y qué hacen por nosotros?
La amazonía
Repartida entre nueve países sudamericanos, es «la selva más importante del planeta». Alberga el 10% de todas las especies de plantas y animales conocidas en la Tierra, según datos de Greenpeace. Destacar el Valle del Javari, una extensa selva tropical de más de 85.000 km2 en la frontera entre Brasil y Perú, por su enorme biodiversidad libre hasta ahora de la explotación maderera o petrolera, que acoge a cerca de 3.000 indígenas de diferentes etnias.

La cuenca del río Congo
Es la segunda zona boscosa más grande del mundo después de la Amazonía y una de las últimas regiones de la Tierra dominadas por el bosque en su estado más puro.
Una selva tropical de 180 millones de hectáreas en el corazón de África, con especies emblemáticas como el elefante o el gorila de montaña, y de gran valor para la economía mundial y la regulación del clima. Debido a la exploración de petróleo y oro en la zona, los científicos han establecido el 2100 como una fecha probable de declive para este santuario natural.

La Taiga
Es como se denomina al grupo de bosques boreales que en su conjunto conforman la mayor masa forestal del planeta, con alrededor del 30% de los recursos forestales del mundo.
La Taiga es un ecosistema de formaciones de coníferas situadas en zonas frías como el norte de Rusia, Europa, Canadá o Alaska. Rusia posee el bosque boreal primario virgen más grande del mundo (ocupa una superficie equivalente a EEUU), y el de Canadá ocupa un tercio de su territorio, pero «sufre grandes amenazas que han provocado un llamamiento internacional para su conservación».

Los bosques más emblemáticos del mundo
El Parque Nacional de Jiu Zhai Gou en China es un sitio de importancia mundial para la conservación de la biodiversidad debido a su excepcional ubicación.
El valle se encuentra entre las montañas Minshan, en las que la altitud oscila entre los 2.000 y los 4.700 metros sobre el nivel del mar. Es Reserva de la Biosfera desde 1997 y se han documentado más de 3500 especies nativas.

La selva tropical de Daintree en la región de Queensland, Australia, es un reducto del Jurásico, albergando especies de flora que por su rareza y primitividad, pueden considerarse verdaderos testigos de la evolución del planeta Tierra.

Las Secuoyas gigantes de California se consideran los organismos vivos más grandes del mundo. Pueden llegar a alcanzar la altura de un edificio de 26 pisos y son uno de los árboles más antiguos del mundo, ya que pueden llegar a vivir hasta 3.000 años.

Los bosques centroeuropeos gestionados de forma sostenible muestran una gran belleza y buen sentido ecológico y económico. El bosque comunal de Couvet (cantón de Neuchtel, Suiza) es un buen ejemplo.
Estos bosques han sido manejados y aprovechados de forma sustentable desde hace más de 130 años, con la expectativa de generar bosques para siempre, usando el denominado “método de control”, por el cual los árboles se regeneran de manera natural, sin plantación alguna.

La protección de los bosques es imprescindible para la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
Los bosques en el centro del debate climático y sanitario global
En la reciente cumbre del clima COP26, los bosques ocuparon un lugar destacado en la agenda internacional. Numerosas organizaciones y organismos internacionales alzaron la voz en defensa de estos ecosistemas vitales, logrando un compromiso global para su protección. El acuerdo contempla no solo la asignación de recursos económicos destinados al cuidado de los bosques por parte de las comunidades locales, sino también la eliminación de inversiones y apoyos hacia industrias que promuevan la deforestación y el uso de energías perjudiciales para el medio ambiente.
Una de las herramientas clave para alcanzar estos objetivos es el sistema REDD+ (Reducción de Emisiones por Deforestación y Degradación de los bosques), que otorga un valor financiero al carbono almacenado en los árboles, incentivando su conservación.
Además del papel ecológico y económico que desempeñan, los bosques también son fundamentales para la salud humana, un vínculo que cobra cada vez mayor relevancia en la investigación científica. Aunque este será el eje central de nuestra próxima entrega, ya podemos adelantar algunos aspectos clave:
Los bosques ayudan a prevenir enfermedades al preservar la biodiversidad, regulando por ejemplo las poblaciones de depredadores naturales de vectores transmisores. También desempeñan un papel esencial en la gestión del agua: al retener el suelo, disminuyen el riesgo de inundaciones, incrementan el suministro de agua y actúan como filtros naturales de patógenos gastrointestinales.
Desde el punto de vista atmosférico, los bosques capturan carbono y filtran partículas contaminantes del aire, lo cual tiene efectos positivos sobre enfermedades respiratorias. Según datos de la organización “Bosques sin Fronteras”, una sola persona necesita diariamente el oxígeno producido por 22 árboles.
Por último, estos ecosistemas regulan la temperatura y el clima local, además de brindar beneficios psicológicos y terapéuticos a quienes interactúan con la naturaleza, confirmando su papel como aliados indispensables tanto para la salud del planeta como para la del ser humano.





