Esther Tobarra | País de Gales, Reino Unido.
Kate Raworth, economista británica vinculada a las universidades de Oxford y Cambridge, propone un modelo económico que rompe con la lógica tradicional del crecimiento perpetuo. Su enfoque, conocido como la economía del donut, plantea una visión en la que las sociedades pueden prosperar sin sobrepasar los límites ecológicos del planeta ni dejar de lado las necesidades sociales básicas.
El marco del donut se estructura en dos anillos concéntricos: el anillo interior define el “suelo social” mínimo necesario para garantizar el bienestar humano —acceso a agua potable, alimentación, salud, educación, vivienda, trabajo, equidad, paz, energía, conectividad, entre otros—, mientras que el anillo exterior marca el “techo ecológico”, compuesto por límites planetarios como el cambio climático, la pérdida de biodiversidad, la acidificación de los océanos o la contaminación química. El espacio entre ambos anillos, la masa del donut, representa la zona segura y justa donde la humanidad puede prosperar de forma sostenible.
Actualmente, gran parte del planeta no se sostiene dentro de ese equilibrio. Mientras los países industrializados sobrepasan los límites ambientales, muchas regiones en desarrollo no alcanzan los umbrales mínimos para garantizar condiciones de vida dignas. Este modelo se alinea con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas, y propone una economía regenerativa y distributiva como vía para alcanzar un desarrollo verdaderamente sostenible.

Raworth, autora del influyente libro “La economía del donut: siete formas de pensar como un economista del siglo XXI” (2017), cuestiona el paradigma económico dominante del siglo XX. Sostiene que el crecimiento económico ha dejado de ser un indicador útil de progreso, ya que ha concentrado la riqueza en una pequeña élite —el famoso 1%— y ha llevado al borde del colapso a los sistemas ecológicos que sostienen la vida. Frente a ello, propone un giro hacia economías centradas en el bienestar común y no en el crecimiento infinito.
Aunque reconoce propuestas como el “crecimiento verde”, Raworth insiste en que no basta con desmaterializar la economía o reducir el uso de recursos. La transformación requiere reformas estructurales en los sistemas financieros, políticos y sociales, con una visión centrada en la equidad y el respeto a los límites planetarios. Su propuesta conecta directamente con los principios de la economía ecológica, pero con una mirada renovada y profundamente pragmática.
Además de su trayectoria académica, Raworth fue investigadora en Oxfam y ha trabajado en el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, donde participó en la redacción de capítulos sobre globalización y consumo de recursos. En 2021, fue nombrada miembro del Consejo de Economía y Salud para Todos de la Organización Mundial de la Salud, consolidando su rol como referente en el debate sobre nuevas economías sostenibles.
El modelo del donut ha ganado tracción entre municipios, organizaciones internacionales y movimientos ciudadanos que buscan alternativas reales al modelo actual. En próximas entregas, analizaremos cómo se compara esta propuesta con otros enfoques de economía ecológica, y cómo puede aplicarse en contextos específicos, como América Latina, frente a los retos sociales y ambientales más urgentes del siglo XXI.





