Esther Tobarra | País de Gales, Reino Unido.

¿Sabemos hasta dónde puede resistir el planeta?
En 2009, un grupo de 29 científicos liderado por el sueco Johan Rockström, director del Stockholm Resilience Centre, definió el concepto de límites planetarios. Basado en décadas de investigación en ciencias de la Tierra, el modelo identifica nueve procesos biofísicos fundamentales que regulan la estabilidad del planeta y determinan un “espacio operativo seguro” para la humanidad. La intención no es preservar la vida en abstracto, sino mantener las condiciones que hicieron posible la civilización humana durante el Holoceno: una era geológica de 11.700 años caracterizada por estabilidad climática sin precedentes.

Fuente: Elaboración propia. Creado por Ángela Tomás.

Los límites planetarios no marcan el fin de la Tierra, sino el límite de su habitabilidad tal como la conocemos.

Los nueve límites planetarios

Los nueve sistemas definidos están interconectados, y su alteración compromete seriamente la estabilidad ambiental global. Entre ellos, dos se consideran centrales por su papel regulador sobre los demás: el cambio climático y la integridad de la biosfera.

  1. Cambio climático
    El sistema climático está en el centro de los procesos de la Tierra: regula el calor oceánico, el ciclo del agua y el secuestro de carbono. El calentamiento global provocado por actividades humanas —responsables de más del 55% de las emisiones— compromete la capacidad de los ecosistemas para absorber CO₂. Actualmente, la temperatura media global ha aumentado 1,2 °C respecto a la era preindustrial, acercándose peligrosamente al umbral de los 2 °C que no se había superado ni siquiera durante el Pleistoceno. La variable crítica de control es la concentración atmosférica de CO₂. Mientras en el Holoceno los niveles oscilaban entre 260 y 280 ppm, hoy superan los 405 ppm. Algunos expertos proponen revisar el umbral de alerta de 550 ppm a 450 ppm.
  2. Pérdida de la capa de ozono
    La reducción del ozono estratosférico debilita la protección natural contra los rayos UV. Aunque se han logrado avances gracias al Protocolo de Montreal, su monitoreo sigue siendo vital.
  3. Cambio en el uso de la tierra
    Más del 90% de los ecosistemas terrestres han sido modificados por el ser humano, lo que ha generado homogeneización de hábitats, pérdida de biodiversidad y transformación irreversible de paisajes.
  4. Uso global del agua dulce
    El uso intensivo y no equitativo de los recursos hídricos ha reducido los caudales de ríos, agotado acuíferos y alterado ecosistemas acuáticos esenciales para la vida.
  5. Integridad de la biosfera
    La humanidad ha alterado directamente el curso evolutivo de especies. Hoy, solo el 4% de los mamíferos en el planeta son salvajes, frente al 96% que representan el ganado y los humanos. Aves destinadas al consumo superan en número a las especies silvestres.
  6. Acidificación de los océanos
    El incremento de CO₂ también afecta a los mares, reduciendo los niveles de oxígeno y provocando una acidificación que daña ecosistemas marinos como los arrecifes de coral.
  7. Alteración de los ciclos del fósforo y nitrógeno
    El uso excesivo de fertilizantes ha perturbado el equilibrio natural de estos ciclos, generando zonas muertas en océanos y lagos y afectando la calidad del agua potable.
  8. Carga atmosférica de aerosoles
    La contaminación del aire, especialmente en forma de partículas finas, no solo daña la salud humana, sino que altera patrones climáticos y nubosidad regional.
  9. Contaminación química (nuevas entidades)
    Sustancias como plásticos, metales pesados y compuestos sintéticos representan riesgos aún no totalmente comprendidos para los sistemas vivos y su resiliencia.

¿Qué pasa si se superan estos límites?

La superación de algunos de estos umbrales puede activar puntos de inflexión, eventos que desencadenan cambios abruptos, no lineales y potencialmente irreversibles. Los más críticos: el cambio climático, la acidificación oceánica y la pérdida de la capa de ozono. Traspasar estos puntos podría conducir a un planeta muy distinto del que conocemos, menos habitable y mucho más impredecible.

¿Qué hacer frente a este escenario?

El modelo de los límites planetarios no impone una hoja de ruta política, pero sí proporciona una advertencia científica clara: nuestras sociedades deben operar dentro de esos límites. Esto requiere voluntad política, justicia global y equidad intergeneracional.

Los datos son contundentes: el 70% de las emisiones industriales de gases de efecto invernadero provienen de solo 100 compañías fósiles. Diez países concentran tres cuartas partes de las emisiones globales, mientras los 100 que menos contaminan apenas representan el 3,5%.

La pregunta clave ya no es si debemos actuar, sino cómo y quién debe liderar esa transformación.
Gobernanza global, justicia climática y redistribución de responsabilidades son los grandes desafíos para sostener un futuro seguro dentro de los límites del planeta.


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