Paul Crutzen, geoquímico holandés y Eugene Stoermer, biólogo americano proponen en el año 2000 un nuevo concepto para rebautizar la época geológica actual: el antropoceno. Se pretende así romper con el holoceno, la época geológica en la que vivíamos en relativa estabilidad climática y gracias a la cual han podido florecer las grandes civilizaciones de la humanidad.

El antropoceno define al ser humano como principal fuerza responsable de las perturbaciones de los grandes ciclos geoquímicos y de las degradaciones de los recursos energéticos. A causa de su frenética actividad y sobreexplotación de los sistemas naturales del planeta, hemos entrado en una nueva época de continuas fluctuaciones en los ecosistemas terrestres y alteraciones de los recursos naturales. 

Entre los rasgos característicos del antropoceno caben destacar: el incremento del nivel del mar, las alteraciones en los ciclos del carbono y nitrógeno, la producción de desecho a gran escala, la acelerada tasa de sedimentación y erosión, etc. 

El Stockholm Resilience Center ha identificado 9 sistemas terrestres que regulan la estabilidad climática y ha establecido unos límites a cada uno de ellos que si se superan entraríamos a una zona de incertidumbre planetaria con daños irreversibles. Estos sistemas son: el cambio climático, la polución química y las nuevas entidades patológicas, la erosión de la capa de ozono estratosférica, la polución atmosférica de partículas y aerosoles, la acidificación de los océanos, el ciclo biogeoquímico del fósforo y del nitrógeno, el uso del agua dulce, el cambio de los suelos y la integridad de la biodiversidad. 

En 3 de estos sistemas no se han podido establecer aún límites de operatividad segura debido su dependencia de otros sistemas directamente. Estos son: la aparición de nuevas entidades patológicas, la carga de aerosoles en la atmósfera y la integridad de la biosfera.