Fuente: Extracto de The Guardian
En los últimos 220 años hemos perdido más del 60% de nuestra conexión con la naturaleza, y en ciudades como Sheffield (Reino Unido) las personas apenas pasan 4 minutos y 36 segundos al día en espacios naturales.
Un estudio reciente advierte que nuestra relación con el mundo natural está en mínimos históricos y que, si no se aplican cambios profundos en políticas y entornos urbanos, esta tendencia seguirá empeorando.
La investigación, dirigida por Miles Richardson, profesor de Conexión con la Naturaleza en la Universidad de Derby (Reino Unido), analiza más de 220 años de datos sobre urbanización, pérdida de biodiversidad en los barrios y, sobre todo, la ruptura del vínculo entre generaciones: padres que ya no transmiten a sus hijos el hábito de interactuar con la naturaleza.
El resultado es contundente: desde 1800, la conexión de las personas con el medio natural ha disminuido en más de un 60%, un descenso que coincide casi exactamente con la desaparición de palabras como río, musgo o floración en la literatura. En 1990, el uso de estos términos había caído un 60,6% en comparación con hace dos siglos.
Una “extinción de la experiencia”
Richardson define esta tendencia como una “extinción de la experiencia”: generaciones que crecen sin contacto real con espacios naturales, rodeadas de entornos cada vez más construidos y sin referentes familiares que fomenten el interés por la vida silvestre.
El modelo informático utilizado en el estudio predice que, de continuar así, la desconexión con la naturaleza será aún mayor en el futuro. Y aunque iniciativas de ONG y campañas como #30DaysWild aportan beneficios para la salud mental, no detienen la pérdida intergeneracional de este vínculo.
Cambios profundos y tempranos
El estudio señala que las medidas más eficaces para revertir la tendencia son aquellas que introducen a los niños en la naturaleza desde edades tempranas y fomentan ese vínculo en el núcleo familiar. Ejemplos son las guarderías y escuelas al aire libre, o el aumento radical de zonas verdes en las ciudades.
Pero aquí llega la advertencia: no basta con añadir un 30% más de espacios verdes urbanos. Para lograr un cambio real, el estudio sugiere que las ciudades tendrían que ser hasta diez veces más verdes que en la actualidad.
En Sheffield (Reino Unido), por ejemplo, se registró que los vecinos pasan de media solo 4 minutos y 36 segundos al día en espacios naturales. Multiplicar ese tiempo por diez —unos 40 minutos diarios— podría ser suficiente para mejorar la conexión con el entorno, según Richardson.
Una oportunidad de cambio cultural
No todo son malas noticias. Los datos más recientes muestran un ligero repunte en el uso de palabras relacionadas con la naturaleza en libros, lo que podría indicar un renovado interés cultural y ambiental.
Richardson cree que aún estamos a tiempo de recuperar lo perdido:
“No se trata solo de conectar a los niños con la naturaleza, sino de no desconectarlos. Un niño nacido hoy tiene la misma fascinación por el mundo natural que uno nacido en 1800; lo esencial es mantener ese interés a lo largo de su crecimiento y su educación”.




