2 de julio de 2025. Antofagasta, Chile – La calidad y el acceso al agua potable varían drásticamente en distintas regiones del mundo, producto de una compleja red de factores interrelacionados. Elementos como la ubicación geográfica, el desarrollo de infraestructura, las inversiones en servicios públicos, la contaminación ambiental, las condiciones socioeconómicas y las políticas gubernamentales desempeñan un papel clave en esta disparidad global.
En naciones industrializadas como las de Europa y América del Norte, se han establecido estrictas normativas de calidad del agua acompañadas por sistemas de tratamiento avanzados. Sin embargo, esta realidad contrasta marcadamente con la situación en regiones como África, donde la escasez hídrica es una problemática creciente. Fenómenos como la desertificación, la degradación ambiental, la deforestación y la contaminación de fuentes hídricas, sumados a una crónica falta de inversión pública, dificultan gravemente el acceso a agua segura.
Frente a este panorama, iniciativas como “La Visión Africana del Agua 2025” (VAA2025), impulsada por la Unión Africana, buscan diagnosticar y proponer soluciones sostenibles a los múltiples desafíos del agua en el continente.
En Asia, hogar de más del 50% de la población mundial pero con solo el 36% de los recursos hídricos del planeta, la situación no es menos alarmante. La disponibilidad per cápita de agua en este continente es la más baja del mundo. Las respuestas gubernamentales son dispares: mientras países como Pakistán y Bangladesh enfrentan una gestión insostenible del recurso, potencias como China e India han logrado avances significativos en el acceso al agua potable, aunque persisten serias deficiencias en saneamiento y distribución.
En el plano internacional, la Organización de las Naciones Unidas promueve la cooperación transfronteriza y la implementación de proyectos globales centrados en el acceso y el saneamiento del agua. La Agenda 2030 de desarrollo sostenible coloca al agua en el centro de su sexto objetivo, reconociendo que se trata de un derecho humano fundamental en riesgo. La Organización Mundial de la Salud ha advertido que, de no actuar con urgencia, para 2030 miles de millones de personas seguirán sin acceso a agua potable, una predicción que refleja la gravedad de la crisis hídrica mundial.
